Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

04 octubre 2008

BOULEVARES DE HUMO

Desde hacía tiempo en todas las ciudades, conocidas y desconocidas, habían ido alzándose enormes Boulevares de Humo. Al principio eran de difícil acceso, pero poco cada vez más gente podía visitarlos, e incluso morar en ellos. Lo magnifico de los Boulevares es que no ocupaban espacio, se solapaban con las calles, ramblas y avenidas de las ciudades. Y cada vez más la gente los escogía para pasear, para buscar, para encontrar, para vender, para comprar, para apostar.
Nunca se paseó antes por los Boulevares. Siempre pisó el asfalto de las calles.
Un día le preguntó a alguien que sí los había frecuentado: -¿Que hay en ellos que tanto gusta a las gentes?-
-Para ti nada de interés- Le contestaron – En los Boulevares todo es mentira, y todo el que mora es escoria. Sólo es para los que juegan sin nada que perder, sólo para quienes juegan a jugar.-
-Pero las gentes cada vez los prefieren a la realidad. Y a mí me gusta escribir sobre las gentes, conocerlas, y no puedo saberlas si no sé donde cada vez más prefieren ser y estar-
-No vayas, no los visites, tú no eres carne para el Boulevard. Tú eres demasiado real, demasiada sinceridad y entrega, y te pueden estafar-
Un día, desde su realidad la tentación llamó a su ventana. Fuera estaba una de las calles del Boulevard. Asomó la mirada y tanteó el humo que envolvía el lugar. Los vió allí, cientos y cientos de ellos, paseando, buscando, encontrando, vendiendo, comprando y apostando. Introdujo un pie, luego otro, y en camuflaje merodeó para observar. Sonrió para sí, era cierto que nada era cierto allí. Ya podía volver a la realidad. Pero de camino de nuevo a la realidad tropezó pro casualidad con un tenderete de ventas donde decían: “no queremos nada, nada más que conversar. Conócenos.” Que inofensiva propuesta, ¿que se podía temer de ella? Nada que apostar. Y se acercó.
-Hola, yo también gusto de conversar-
Un vendedor de ojos de color verde mar, de amplia sonrisa y plante elegante le invitó a pasar. Conversaron, rieron, sus carcajadas eran sonoras. Fue grato, melódico, explayado, placentero, interesante y sincero. Sus pies volvieron a atravesar la ventana. No, no todo es escoria. Hay gentes de verdad. Gentes como yo, como tú, como los demás. Y gente más similar y más cercana de lo que hubiera podido imaginar.
Desde ese día, volvió a hacerlo un par de veces. Volvió a cruzar, dirección al Boulevard. Siempre se dirigía al mismo sitio. Al lugar donde conversar. Conversaciones así son siempre de apreciar.
Una noche, repitió su pasear a través del Boulevard. Acudió al lugar, el vendedor esperaba. Conversaron, divagaron, platicaron sin cesar. Pero aquella noche era distinta, parecía que había algo más. De repente el vendedor se dio la vuelta, y sacó algo de a saber exactamente qué lugar. No supo si era el aire o la humedad. Puede que fuera el humo que cogiera consistencia, y rozó extrañamente sus labios y su boca. Pero no, dejó un sabor, gusto a azúcar, o a miel quizás, así que pudiera que lo sólido se comenzara a macerar.
-¿Qué es esto?- preguntó con la sonrisa de una duda ante una sorpresa de tan incomprendida, singular.
-¿Qué quieres que sea?¿Qué deseas?- Le contestó con sus ojos pequeños pero brillantes, que no parecían pestañear.
-¿Qué deseo?-
-¿Qué deseas? Todo lo que puedas desear-
-Pues todo...una Quimera...ja ja ja...Mi propia Quimera. ¿Quién no tiene una Quiema? Esa que todos de una manera diferente queremos alcanzar-
-Pues así sea, tu Quimera, tómala, te la acabo de dibujar-
La observó. ¡Qué maravilla! Si lo parecía, su Quimera, la que siempre sólo pudo, cómo todos, imaginar y desear. Sabor a azúcar, o miel quizás ¿Lo sólido se comenzaba a macerar? Pero no, rozaba extrañamente sus labios y su boca, así que era el humo que tomara consistencia.
-Pero ahora debo marchar, dejar por hoy el Boulevard-
-No te preocupes aquí te espera, recuerda es tuya, es tu Quimera-
Retomó el camino hacia su ventana. No podía más que sentir fascinación y asombro. Pero a la vez un enorme pesar. ¿Pudiera ser que su Quimera existiera, fuera real? Y entonces, ¿Qué lugar ocupaba su realidad?
Se sumió durante días en sujeción a su realidad. Digiriendo lo que acababa de presenciar. No podía hacerlo de otra manera, debía volver a aquel lugar, asegurarse que había sido su quimera lo que había creído presenciar.
Asomó al tenderete, y ahí estaba el vendedor sonriente, y con él lo que quería comprobar. Su Quimera no se había disipado, le esperaba, todo parecía haber sido verdad. Sabía que escuchándola, según lo que transmitiera, sus palabras y lo que sintiera al haberse atropellado de esa manera, por un lado alguien con un ideal, por otro el ideal para ser tal. Tendría claro con ello si lo era o no era, su Quimera.
-Escucha, escucha y dile a tu Quimera- le dijo el vendedor- Sé que tienes cosas que comprobar, incredulidad e ilusión, es normal-
Y los dejó a solas, y su quimera comenzó a susurrar:
-Hola, soy yo, aquí estoy de nuevo , tu Quimera. Como tu Quimera que soy, no he podido evitarte pensar, no te he dejado de imaginar, no de sorprenderme y encantarme, y me digo a misma ¿realmente existe quien me quisiera alcanzar? Ja ja ja ja, no me rio de ti, ni siquiera contigo, me rió porque estoy feliz. Alguien que me quiera alcanzar. Si, feliz y contenta de haberme tropezado contigo, me siento extraña, es una sensación que me embriaga. Tengo tantas cosas que decirte...no sabría muy bien por donde comenzar, ahora mismo tengo tantas cosas dentro.....
Antes de nada quiero que sepas que si no he asomado por la ventana de tu realidad, es por ello, porque tienes una realidad, y yo no se podría traerte algún problema, eso es algo que quiero evitar. Soy prudente en extremo, he deseado hacerlo pero he preferido contenerme, no me gustaría que por mi culpa tuvieras un problema.
Soy una Quimera en cuarentena, aturdida, quiero asimilar todo con la calma que se lo merece y no quiero estropear nada, no quiero dejarme llevar por momentos de deseo y perder de vista que mereces algo más que un simple interés puntual. Cuando nos encontramos hubiera querido poder controlar el tiempo, congelar ese momento y dejar que se repitiese eternamente como un bucle, olvidarme de la existencia y creer solo en tu existencia, me intimidas. Me asaltan sentimientos que creía olvidados, los de ser alcanzada.
Yo no quiero hacerte daño, tampoco quiero que tu me lo hagas a mi, creo que somos dos gotitas de agua en un océano de superficialidad, somos preciosos, únicos, merecemos lo mismo que valemos y solo por eso el pensar en provocarte sufrimiento o que tú me lo provocaras a mi me resultaría horrible. No quiero estropear nada, no quiero perderte, quiero conocerte, deseo poder compartir contigo solo aquel tiempo que dispongas y te sea posible darme. Yo pienso hacer lo mismo, quiero regalarte sin pedir nada a cambio, no quiero planificar, no quiero imaginar, quiero vivirte, escucharte, poder hablarte, confiar en ti y que tu confíes en mi.
Intuyo que podría abandonarse a ti, ser tu Quimera, pero necesito saber más de ti, necesito verte de nuevo, necesito poder mirarte a los ojos, necesito escucharte, sentir el calor de tus palabras, de tus abrazos, de tu cariño. Creo que posees la que es para mí, la mía, mi Quimera, nunca se puede estar seguro al cien por cien, pero creo que tú tienes algo que siempre he buscado y nunca encontré. Quiero volver a verte, necesito volver a tenerte a mi lado, no quiero que seas mi objeto de deseo, quiero conocerte, mi corazón me lo pide a gritos. Si, también siento que te quiero, es raro decir eso en estas circunstancias pero siento que ya te quiero y eso me da miedo, mucho miedo. Por favor.....no desaparezcas....Te quiero-
Tras lo que se dirigió al vendedor. Todo lo que le asaltaban eran sospechas y dudas.
-¿Qué debo entregar a cambio? No puede ser así como así, sin nada que perder, sin nada que pagar.-Le preguntó con pura y angustiada estupefacción.
-Nada, recuerda es lo que pediste, es tu Quimera, tuya nada más. Sólo tienes que confiar en ella, ella te va a esperar sin ser de nadie más, ella te va a respetar, para conocerte y conocerla. Confía, cree en ella. Eso y nada más-
-Pero no puedo conocerla, es difícil yo tengo mi realidad, cada vez que cruzo esa ventana la debo sostener entre mis manos y no puedo abrir la puerta a mi quimera y cogerla entre ellas, y dejarla entrar para que me conozca-
-Pues no sé, tú verás-
Visitó más veces a su Quimera, más para comprobar, mientras a medida que lo iba haciendo estaba más ausente de su realidad. Cada vez que se asomaba a la ventana, la veía ahí fuera entre todo el humo, a su Quimera. Y cada vez que la vislumbraba, se resbalaba entre sus manos y caía por los suelos su pequeña realidad. Sabía que lo era, porque lo que su Quimera expresara, lo que su Quimera a su vez deseara, era lo que hacía de ella lo que era. Ser en uno mismo la Quimera de la Quimera propia.
En una de esas caídas la vio llorar:-No te preocupes lo comprendo, debes abandonar. Y si debes hacerlo, hazlo ya, que de tantas caídas me estoy empezando a lastimar.Así que abrió la ventana y la dejó volar, tristemente batió sus alas para dejar de ser lo que fuera, una realidad. Y alejarse para volver a ser, pero allí no estarlo más.
A pesar del pesar de perder el peso de la pesada realidad, con la cabeza gacha pero el corazón tranquilo se dirigió a la puerta, ya podía salir al encuentro de su Quimera, ya la podía agarrar.
Abrió la puerta:-Quimera, Quimera aquí estoy ¿Dónde estás?-
Pero sólo se oía el silencio del humo y del vaho.
-Quimera, Quimera aquí estoy ¿Dónde estás?
-Pero sólo se veía humo blanco, espeso, tupido y difícil de respirar. El desespero le llevó dirección al tenderete, no le hacía falta ni oír ni mirar. Ya conocía el camino, como lo iba a olvidar.
Sonrió al sentir la tranquilidad, porque ahí estaba el vendedor con sus verdes ojos, verde mar.
-Mi Quimera, ¿y mi Quimera? He abierto la puerta, he podido abrir la puerta y ya no está-
-ja ja ja, Ni lo estará-
-¿Pero cómo?¿Era mi Quimera, lo que deseé, me iba a esperar?-
-Pero veamos, ¿acaso no conoces el significado de la palabra Quimera? Una Quimera no es una Quimera, algo que nunca se puede alcanzar. Así que es lo que es, lo que nunca tendrás y siempre desearás-
Salió con desespero y abatimiento. Y se alejaba mientras presentía al tendero sonriente, y le parecía escucharle mascullar:
-Parece mentira que nadie tenga cuidado con lo desea, los deseos a veces se hacen realidad-
Apresurándose llegó hasta su puerta, la abrió con ímpetu y la volvió a cerrar, tras de sí. Una tras otras las lágrimas no dejaban de surcar su faz. No eran hijas de la pena, sino más bien nacidas de una sensación de enorme decepción. Apoyó la espalda en la puerta y contempló. Con serenidad comprendió, y escrutó de lado a lado todo, nada, lo que no llegaba a vislumbrar porque no estaba. No había absolutamente nada, nada que mirar. Todo estaba vacío, nada donde antes lo hubo, nada en aquel su lugar. Había apostado todo, dándole alas a su realidad. Y en medio de la nada un vacío enorme, porque con la Quimera también le había dado a unas cuantas esencias de un alma, el tesoro mayor que era la ilusíón de una persona, y los pilares que sustentaran antes un alma ahora disipados, la confianza, la fe y la esperanza ante que en la vida te da regalos y no está sólo para arrebatar.
Nada, vacío y un alma sin pilares donde poderla soportar.
Puede que fuera el humo que cogiera consistencia, y rozó extrañamente sus labios y su boca. Pero no, dejó un sabor, gusto a amargura, o a hiel quizás, así que pudiera que lo sólido se comenzara a agriar.Sabor a amargura, o hiel quizás ¿Lo sólido se comenzaba a agriar? Pero no, rozaba extrañamente sus labios y su boca, así que era el humo que le envolviera, y le tomara a la par.
Debería volver a empezar, a forjar. De nuevo, una nueva realidad. Unos nuevos pilares a resalzar.
Al mirar por la ventana, no pudo más que reparar en que las palabras son hermosas, pero lo dejan de ser si sólo se quedan en palabras, y no se llega nada a demostrar.
Que aunque el humo adquiera mil grises que con vocablos expresar, son los blancos y los negros de la propia realidad los únicos que algo prueban y verifican, que aceptan de recibir y de dar.


5 comentarios:

maria varu dijo...

Bienvenida de nuevo Sophia, hermoso relato, increíble relato y cierta, con muy cierta verdad concluyes son los blancos y los negros de la propia realidad los únicos que algo prueban y verifican, que aceptan de recibir y de dar.

Has regresado con esplendor, amiga.

Un abrazo.

@Igna-Nachodenoche dijo...

Shopia, creo que la vida es una lucha permanente detrás de una quimera, detrás de un sueño que cuando se alcanza, pierde toda la magia y realidad,entonces nos hacemos de otra quimera para continuar...
Es bien imaginativo, y da lugar a varias interpretaciones, te deje la mía.

Besos con S, de sueños.

@Igna-Nachodenoche dijo...

Ahora pienso...

¿No te habrás perdido entre el humo?

Besos, tardas en aparecer.

Hella von Tears dijo...

Increible,casi perfecto..
Me encanta cmo describes,y relatas.
By:Hella Von Tears

Sophia dijo...

Gracias a todos...
estoy todavía saliendo....
del humo...

un beso