Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

28 noviembre 2007

TENTACIONES ENMARAÑADAS

Estaba cargada de ira.
Le ayudé a desalojar sus iras....por una vez parece que estuve cuando más me necesitaba...y la verdad es que necesitaba una dosis de placer tan sublime como corrosivo como es el que tenemos.
Reaparecí ante su llamada de auxilio al percibir el peligro de la pequeña ecatombe que se le avecinaba, la consolé como le gusta: riéndome de ella, pero como ella es tan cínica le encanta cada vez que la apabullo. Ese día no fue lo prudente que siempre es. Ese día sacó la artillería pesada. Sus iras la tenían ofuscada, estaba guerrera como nunca, y por una vez me acosó, me derribó. Me dí cuenta, se hizo dueña de las palabras que suelen ser mías, y me arrastró por el camino de su perdición, el de la tentación. Digo que me utiliza, ella dice que yo también la utilizo.
Se había planteado que ya no más, pero tenía una buena excusa. Las excusas siempre le son buenas. Un par de discuciones acaloradas, algunas confesiones, y un par de enmarañamientos de locura. De esa que no se puede frenar, de esos que nos desencajan...Sus iras acrecentaron su necesidad de sentirme y oirme gritar. Escuchar a un hombre gritar asi, y resultarle tan placentero escucharlo.
Se pregunta de constante qué tienen estos dedos míos que le quitan la vida sólo con saberlos. Pérdida, es una pérdida. Pero hace tiempo que lo sabe, que le doy más con mis dedos que nadie más, ni que yo mismo con nada más ¿cómo alguien tan egoista como yo puede dar tanto sin pedir apenas nada? Se pregunta. Sí, soy capaz de conformarme sólo con ello, y eso le mata.
Pero hubo algo desconcertante. Cómo la tomé otra vez. Creo que me traspaso su ira, no estoy seguro. Pero la mía encubierta, siempre mi hermetismo, ese que a veces me priva de sentir las cosas que siento hasta a mi mismo . Cuando me contó su tentación superada en medio del desierto. Cuando no cedió al demonio. Porque sus ojos me dijeron, con una sonrisa oculta y cargada de viva chispa que lo hizo no sin pasarlo mal, lo que quiere decir que realmente le tentó y tuvo que luchar consigo misma. Sus ojos, su cara, su transparencia sensitiva. Para mi hablaron. Cierto, se controló, lo dejó atras pero se dejó rozar por el demonio. No me sabe mentir, la mordió, probó su carnosa y suculenta boca. Perra. No, no es que no lo pudiste evitar, es que no lo quisiste evitar. Claro que le gustaba mucho tu boca, le volvió loco como me vuelve a mi. Si, golfa, te reconociste irónica pero suplicantemente. Encima la desfachatez de hablarle al demonio de la mala conciencia ¿y la tuya? ¡Si yo soy tu ángel caido! Le engañaste, te pusiste un velo de inocencia y pudor que se creyó, lo que seguramente despertó aún más sus ganas de ganarte con su tentación. Y para colmo le hablaste de Dios! Para luego darte la vuelta y no aceptar las llaves de su infierno, que puso en tus manos.
Dices no pudiste. Digo no quisiste. ¿No pudiste? No, no pudiste ¿por qué? Porque te dio miedo quedarte sin argumentos para ti misma, porque tú quieres creer no ser así. Sí reina, tú eres muy buena, sí. Por lo buena que eres me avalancé, yo como el demonio que no tienta, sino que toma. Y mientras te atrapaba entre mis brazos te pregunté, a la par que yo te mordía sí para devorarte entera, y apretaba tu cuerpo para mi sí desnudo contra el mío con delicada fuerza: ¿Que haces conmigo entonces? Y te mordí arrancandote el aliento. Y oirte susurrarme que conmigo todo es diferente. Y morderme tú con dulzura. Y rugirte que me utilizas para darte placer. Y defenderte con que soy yo quien te busca. No, yo sólo quería hablar contigo, pero me alteraste, y esta vez tú me buscaste. Me utilizas, lo sé. Por eso te agarré del pelo sin hacerte daño, para sentirte mía. Y tú te dejaste ¿de quien eres realmente?. Y tampoco pudiste, como no, dejar escapar la oportunidad de que tu hálito, al que yo estaba cazando, me recordara que no sólo es eso, y que ya lo sé. Pero si así fuera yo a ti también. Y al mirarte a los ojos ver ese deseo de oirme callar ya y hacer lo que más te gusta que te haga. Y enloquecí y no pude decir que no. No quise.

Y sí, nos hemos utilizado, para lo único que estaremos hechos por siempre o por nunca el uno para el otro. Después de un año nada cambia, al revés, parece que cuanto más nos conocemos más pasión derramamos, lo que no me consuela en absoluto.
Es lo que hay, y que así sea. No somos nadie.
A esperar.
Apareceré de nuevo, cuando más me necesite como ese día, o cuando menos. Como hago siempre.
Para utilizarte y me hagas sentir utilizado.

02 noviembre 2007

THIRD CONDITIONAL (3)

Hoy es otro de esos dias dignos de nostalgia, porque hoy es la tercera de las tres grandes dudas torturantes del tercer condicional de Sophia, Ya no queda ninguna.

Tantas clases de inglés impartidas, de las que las últimas fueron las mejores de su vida, para que las palabras que le resultasen más inquietantes fueran aquellas de algún profesor olvidado que dijo del Third Conditional: Dicese de la estructura utilizada para dar rienda suelta a la acostumbrada imaginación del ser humano adulto de mirar al pasado e indagar acerca de "que hubiese sido de...si pudiera cambiarlo".

¿que hubiese sido de Sophia si aquella voz para ella melodía no le hubiera dado el si a esa dulce locura que no debería haber planeado en su mente retorcida? Voz que luego ha marcado el curso de los acontecimientos.

¿que hubiese sido de Sophia si finalmente no se hubiese sentado a su lado en su coche y dejado llevar donde él había escogido? Siempre él ha escogido todo.

¿que hubiese sido de Sophia si no hubiese salido del baño sin nada más que una blanca toalla ocultando su moreno cuerpo? Su cuerpo se ha desprovisto de todo para él.

¿que hubiese sido de si Sophia si no se hubiera acercado lentamente hacía él, que la observaba con sus enormes ojos azules con sopor? Esos enormes ojos la han hipnotizado cada vez que se han clavado en ella de esa manera.

¿que hubiese sido de Sophia si no se hubiera dejado besar de nuevo, tan desprotegida por esos labios pequeñitos y regordetes, que ese día se la comerion entera, sin desperdiciar ni un sólo rincón de su cuerpo? Que la han vuelto a comer con voracidad cada vez han podido desnudarla.

¿que hubiese sido de Sophia si no hubiera acabado por primera vez en su vida rindiendose y accediendo a quedarse quieta, sumisa, obediente, dejando sólo sentir las caricias repartidas por toda su piel? Se ha sentido soberana a la que la devoción de un subdito postrado ante su femeneidad le ha hecho entregarse toda, sin condición.
¿que hubiese sido de Sophia si no hubiera sentidó sus dedos dentro de ella, y allí insertados comenzar a tocar las teclas de un secreto piano en Sophia, nunca antes encontrado, nunca entonado aquel aleggro sublime?
La melodía mas intensa de todas las antes sentidas.

¿que hubiese sido de Sophia si no hubiera sucumbido una y otra vez a un placer dado por las caricias y el deseo? Necesitar de sentir la sensación más enloquecedora y adictiva.

¿que hubiese sido de Sophia si ya derrotada, ya evaporizada, extasiada y a la vez confusa, no hubiera vuelto a sentir el aliento de sus labios cálidos devolviéndola a la vida y como lentamente y con suavidad sus piezas intentaban buscar la manera de encajar, como se atraían mutuamente para encontrar la manera de fusionarse? Siempre le han devuelto el aliento que han arrancado del resto de su cuerpo.

¿que hubiese sido de Sophia si en el momento de sentirse ya el uno al otro completamente, no se hubieran mirado a los ojos, no se hubieran sentido paralizados por aquella extraña conexión en todas sus celulas, en todas sus terminaciones nerviosas, en todos sus sentidos ocultos bajo la piel? Les propinó un placer enajenador que les ha perseguido desde entonces.

¿que hubiese sido de Sophia si los momentos en que no estuvieron haciendo el amor y conversaron, comieron, se emborracharon, pasearon, contrastaron, se reiron, se explicaron, no se hubiese sentido tan apasionada y especial? Algo que nunca volveran a poder revivir.

¿que hubiese sido de Sophia si horas más tarde su cuerpo no se hubiera descompensado del vertigo sentido, y le pagara con una inesperada muestra de su roja femeneidad, y él en lugar de encontralo algo molesto, enloqueciera, le invadiera una ternura aún más arrolladora y un deseo más grande, que los comenzados a vislumbrar, de hacerla toda suya con su boca y sus manos, todos y cada uno de los rincones? Sólo aconteció una vez más.
Después de aquellos dos días y dos noches, sobre el resto ya no se puede e indagar acerca de "que hubiese sido de...si pudiera cambiarlo".

¿qué hubiese sido de Sophia si él le hubiera abierto sus enormes ojos azules, para querer descubrirla por dentro, y dejarse al fin ver a través de la vida vista desde Sophia?


Nadie sabe ni sabrá nunca que hubiese sido de.