Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

13 febrero 2007

NO IMPORTA SI EMPIEZA O ACABA

-¿Estás aquí?-te pregunta
-No, todavía no, ahora vuelvo- Sollozas ¿Dónde estás? Lloriqueando de placer, demasiado lejos todavía. Resistes unos segundos más en ese lugar que visitas cada vez que él te visita a ti.


Se acerca, te sonríe, te derrite, como siempre que se encuentra demasiado cerca de ti. Ahora puedes ver sus ojos, esta mañana no podías, tras sus gafas de sol.
-Te las arrancaría de cuajo- pensaste -No me deja ver esos ojos enormes de un color increíble, que cuando me miran me desnudan entera, por fuera, por dentro.-
No puedes parar de gemir, ¿Dónde vas? ¿Dónde estás? Donde siempre te lleva el placer, a algún otro lugar. Pero aún intentas que permanezca un residuo de tu conciencia, para sentirle a él, y seguir ofreciéndole placer y no marchar del todo hasta que notes que él se va. Y gime, y grita y se desespera. Ya no estás, ya no estáis. ¿Dónde estáis? Demasiado lejos ya.
Se acerca más. Su sonrisa ahora es implacable y te besa con esos labios pequeños pero carnosos que te encanta saborear y mordisquear, y te estremece el recordar que van a rozar todos los rincones de tu piel.
-No, no..apenas voy a poder aguantar- se lamenta. Pero ya está dentro de ti, ya se ha postrado encima de ti, y ya ha comenzado su vaivén, tu estremecimiento interno que le aprieta para sentirlo aún más clavado en ti. Ahora no le vas a dejar escapar. -No importa- Le consuelas entrecortadamente con dulzura- Luego repetimos- Se escapa tu risa, el placer es demasiado grande para pensar en volver a sentirlo, y sabes que va a ser así, por eso tu risa no se apaga dentro de ti. Ya no podéis parar, ya nada os detiene, tú no le vas a dejar escapar, él ya no puede hacerlo, está atrapado.
¿Verme más de veinte minutos hoy te ha puesto?- Le musitas. Te sonríe, la malicia morbosa impregna su faz. Descarada, golfa, perdida. ¿Desde cuando te has convertido en esto? No! Pregunta mal formulada, siempre lo has sido, pero ahora no sientes vergüenza en decir lo que piensas.
Y se incorpora, y acerca su rostro al tuyo, turbado ya tanto placer. Y te acaricia y sonríe con su sonrisa de goce, y se deleita revelándote al oído lo increíblemente húmeda que estás. Ha dado un paso en falso, le abrazas, le besas sin parar esa boca que sólo sabe a ti . No puedes parar, no puede parar. Y poco a poco le envuelves la cintura con tus piernas, con cuidado y le acercas. Bajas con una suave caricia tus piernas un poco más, y le ensalzas. Te ciñes a él y le empujas livianamente, pero sin tregua, hacia a ti, mientras posas una mano en sus nalgas para acompañar el movimiento.
Qué frías están sus manos, pero no te importa, te está abrazando bajo la ropa a la vez que apoya su cabeza sobre tu hombro, sobre tu pecho. Las calienta, mientras te acaricia la espalda, la barriga, caricias, dulces caricias. Tu estremecimiento.
No aguantas más, necesitas que irrumpa dentro de ti ya, porque sabes que ahí no sólo rozas, ahí te quedas y cada vez más te cuesta volver. Pero no quiere: -Aún no he acabado, aún no, aún no- No puede ser que te diga eso, de tu boca emana un si y su eco, y al instante se desprende un no y su replica. Y escuchas su murmullo:-No sabes cuanto me gusta, no lo sabes, no te lo puedes ni imaginar- y mascullas con una sensualidad involuntaria – no más, no más que a mi, no podría creerte- Y separa tu mano de él, y la posa con cuidado sobre tu pecho. Accedes, te dejas, te ha vencido.
Hoy no hay espera, hoy sois implacables. Es definitivo, veros más de veinte minutos ha sido insoportable, os ha quemado las ganas, os ha revuelto las entrañas. Os besáis, abrazados. Comienza tu danza, te contoneas, te rozas con él, te restriegas. Ya ha crecido, nada más verte.
Y ya sientes como introduce sus dedos y juega a su juego, de hacerte peder hasta que te siente volátil, etérea, ligera, y torturada. ¿Cuánto tiempo? El tiempo ha ganado su relatividad en este momento. ¿Cuántas veces te consigue hacer rozar el lugar a dónde te vas? ¿Tres, cuatro? Mientras no parar de acariciar su miembro, arriba, abajo, lo aprietas, lo sueltas. Jugar con cada rincón de su sexo sin parar, tan diferente al tuyo , pero también con sus secretos, y sus rincones.
Te sientas a horcajadas sobre él. Vestida aún. Le desnudas el torso, hay suficiente luz, quieres verle, mirarle, tocarle y lamerle, y le ves, le miras y le lames. Tu pecho ha caído desnudo sin piedad. Y lo besa, lo muerde, gimotea, lo acaricia con la lengua, ríe. Y te desprendes de toda tu ropa, molesta. Y te tumba y te abrumas. Te retuerces cuando lo ves arrodillarse entre tus piernas.
Te muerde los muslos, te abre las piernas y empieza a rugir al verte. Tu cabeza empieza a rodar. Ya no puedes mantener los ojos abiertos, ya has notado el contacto de su lengua en tus labios, ya en el clítoris.
Te observa y se exclama: -Y es todo para mí, todo para mí-
En un susurro no puedes musitarle nada más que la verdad: -Si todo, todo. Es todo tuyo-


TODO....TUYO

No hay comentarios: