Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

18 diciembre 2007

¿SEGUNDO SOL?

¿A qué juego estamos jugando? Me has preguntado nada más alojar tu posadera en el banquito de madera. ¿A qué juego estamos jugando? Te he preguntado al despedirme de ti y rozar mis labios morrocotudos con los tuyos pequeños pero lindos. No lo sé, y créeme me desconcierta, y pocas cosas lo hacen. Revisaré las normas de varios de ellos a ver qué detecto, pero procuraré ser prudente, no sea que hundas mi flota, jaquees a mi rey o te comas una y cuentes veinte.

Sí, me has preguntado si eres igual de interesante de día que de noche. Sí, o más. Creo en que hay personas con estrella, y la tuya despunta con mucha irradiación cariño, pero desconcierta no saber si el resto de puntas no son en realidad más que un reflejo. Pero aún así la luz me encanta, porque soy un pequeño planeta gaseoso que rota sobre sí misma, pero también gusta de orbitar para depredar el calor de los soles. Aunque me cuido de protegerme y evitar posibles quemaduras. La seguridad de mi eje es mucha, pero sé que el que bombea es muy retorcido y puede inclinarlo y hacerlo girar como un loco. Y eso no debe pasar.
No sé, puede que algún día me digas estás de acuerdo o en completo desacuerdo con que :-¿a que hombre no le gustaría ver a la grosera y alocada de Sophia regalándole su cuerpo desnudo? Sólo por el hecho de ser un hombre muy humano-.
-Pero cuando escribe para alguien te das cuenta de que ya está más denuda que nunca, que Sophia está denuda en parte en alma para tí, puede que más que cuando hablas con ella. Y acabas adicto a ella-. Puede que sea verdad o puede que me quiera demasiado.

Cómo puedes comprobar, yo también soy una idealista, pero de una manera muy dispar a la tuya, ciertamente menos práctica:
-Sophia un poema disonante y a golpes-.
-Sophia es un poema, pero además una poeta de almas-

Pero estas palabras a las que me remito, son palabras de ajenos muy cercanos, porque a veces aunque sepas muy bien quien eres, encuentras en cosas así auténticas definiciones que jamás hubieras descrito de esa manera. ¡Que te halagan a la par que te hacen una competencia hóstil!

¿Y por qué te cuento todo esto te puedes estar preguntando? Pues mira, por enseñarte alguno de los pliegues de mi ombligo, pero pliegues de esa parte que está debajo de otra ropa, esa que es mi piel morena que cubre mi dura barriguita.

Cómo ves soy una figura estilística con patas largas y éste puede haber sido un relato más en toda regla cargado de ellas.

De quien vuelve a tomar de nuevo la palabra de otro ajeno, la tuya: una pequeña Allende.

Mi movimiento de traslación no puede comenzar a ser alrededor de dos soles tan distintos pero de luces tan similares que deslumbran pero desolan.

1 comentario:

. dijo...

Pues mira, hablando de eses va y aparezco yo en tu blog.