Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

19 marzo 2007

MOUSSE DE CHOCOLATE

INGREDIENTES
1 Melena larga y escalada de chocolate 70% cacao
2 ojos grandes, caninos de chocolate con almendras
2 labios grandes, carnosos y morruditos
1 piel de 60% cacao
2 enormes aureolas con pezones de chocolate con leche
pepitas de chocolate
virutas de chocolate negro
azucar en abundancia
1 pizquita de sal
1 cucharada de amargura
1/2 cucharada de cinismo
unas gotitas de ironía
2 cucharadas colmadas de grosería
1 chorrito generoso de sirope de sensualidad
1 sobre de ciega e incondicional capacidad de enamoramiento
licor de fruta de la pasión
sufrimiento en polvo
1 toque de simpatía
1 ápice de locura
1 vasito de contrariedad y ambigüedad
idealismo
1 cucharada sopera de raciocinio
1 cucharada de cabezonería


ELABORACIÓN
Se mezcla la piel 60% cacao con las pepitas de chocolate y el chorrito generoso de sirope de sensualidad y se amasa con cariño. Se acaba formando una masa de 1.68 de largo. Se le da la forma deseada: largas y fuertes piernas, trasero ancho, crestas prominentes, hendidura sexual de carnosos labios salvaguardados con unas virutitas de chocolate negro, cintura alta, torso muy corto, hombros rectos, brazos largos y delgados, cabeza grande. Se moldean unos pechos de tipo afroamericano de una talla 95, y se los corona con unas grandes aureolas con grandes pezones. Se coloca sobre la cabeza la larga melena escalada, los grandes ojos caninos de almendra, la boca morrudita bajo una nariz moldeadamente grande. Se modela una cara angulosa, de prominentes mandíbulas y barbilla respingona.
Se reparte con cuidado en el interior de la cabeza la pizquita de sal para procurarle cierta gracia. Se baten la 1/2 cucharada de cinismo, el toque de simpatía, junto con unas gotitas de ironía para acrecentar el sentido del humor. Se añaden las 2 cucharadas colmadas de grosería y se deja reposar. Por último se incorpora una dosis de idealismo para facilitar el enamoramiento, rebajado con la cucharada de raciocinio que procurará un rebaje en futuras molestías, el ápice de locura para asegurar la soltura, y la cucharada de amargura (no colmada en exceso) para introducir un toque personal. Por último se incorpora el vasito de contrariedad y ambigüedad para espesar y compactar los ingredientes y la cucharada de cabezonería que evitará futuras rendiciones ante las adversidades.
Con mucho cuidado, se introduce en el torso, justo en el corazón, el sobre de ciega e incondicional capacidad de enamoramiento, el sufrimiento en polvo y gran parte del azucar y del licor de fruta de la pasión.
Se hornea durante nueve meses a fuego vivo, hasta que adquiera una tonalidad tostada, tras lo cual se espolverea el resto del azucar para darle el toque de dulzura necesario al conjunto y el resto del licor de fruta de la pasión para vigorizar el sabor.
Conviene dejar reposar durante unos treinta años, para que la mousse adquiera la textura esponjosa y agradable necesaria, revele todo su aroma y se encuentre disponible a ser consumida como postre.
Sírvase en caliente.

1 comentario:

Avalon dijo...

mmmm... chocolate, que rico