Así debéis hacer vosotros:

Manteneos locos,
pero comportaos como personas normales.
Corred el riesgo de ser diferentes,
pero aprended a hacerlo sin llamar la atención.

Así debieramos hacer todos...

30 enero 2007

ADICTA

Adicta, soy adicta. Una drogodependiente en todas sus facetas.
Primero caigo sin voluntad, la tentación, LA DOSIS, la deshinibición de mi mente, el despertar de mis sentidos, ese entumecimiento que me desliza hacia un semisueño tanto más intenso como mayor sea el grado de ebriedad, sensación de bienestar, placidez, imaginación exaltada y euforia, acompañado de un aumento de mi temperatura y sonrojo de mi piel, resequedad de mi boca, de mis labios, sensación de pesadez en mis extremidades. Despego, vuelo, abandono este mundo, directa al limbo del placer absoluto que me entregas.
Las primeras sensaciones, la EUFORIA INICIAL. Flotando entre dos mundos, ese desinterés, esa autosuficiencia ante las cosas habituales. Oh abrumador sentimiento de relajación! Cuanta calidez, cuanto desapego. ¿Dónde ha quedado tanta ansiedad? Bendita calma lúcida no enturbiada por el sopor. Envenenada flor abierta al contacto con otros y a la vez sumida en tan basta introspección. Que intensidad la de tu efecto apaciguador que liquida todas mis preocupaciones y temores. Se ha corrido un visillo entre mi realidad y mi ficción.
Las secuelas, el crudo después, la caída a la realidad, a mi realidad de tu carencia. El SÍNDROME DE ABSTINENCIA, que gran paradoja, que contrariedad, ¿y mi energía vital? Ha dejado de fluir! Mis células, todo mi cuerpo se ahoga en una pila de hueso, ¿Dónde está el rumbo? Impotencia, ira, rabia, cólera, fiereza, brusquedad, indignación, rencor, enfurecimiento, despecho de deseo. Terrible turbación. Me magullo, me flajelo, me lesiono hasta sangrar. Hasta que pierdo el aliento, me agoto y todo se convierte en un dulce y cálido pesar.
Y de vuelta a la sensatez, cruda pero innegable. LETARGO, a ti me someto, a tu apatía, a tu sensación de que no importa nada, a tanta amarga aceptación. Momento para perdonar, a mi misma, a todo lo que nos rodea. Y de pronto emerge el instante de aceptar la experiencia obsequiada, el sentido de mi evolución. Un auténtico interrogatorio a mano armada, y siempre la misma pregunta ¿Qué me aporta si tanto me hace sufrir? ¿Cuando obtendré mi respuesta? ¿Cuándo recorreré el camino de esa mi evolución? Y es en ese momento, por muy duro que todo haya podido ser, en el que aflora ese intenso e inmenso amor, un gran respeto por lo que ha desencadenado en mí, por ese aliento regalado a mis pies para que me impulsen mucho más lejos en mi camino.
Y entonces, cuando recupero la conformidad y la armonía desconsoladora y acre, mi terrible afán por controlarlo todo. vuelve la SED en ti, en mi dosis, sed de mi. Me llamas, me aplacas, me susurras, retumbas, gritas desde el escondite que habías escogido para dejarme, abandonada, sufrir.
¿Qué hacer, volver? VOLVER, siempre volver. ¿Cómo luchar? No tengo remedio, ni voluntad, ni constancia, ni tesón. Sabes que si vuelves me encontrarás, bailando de puntillas sobre esta roca. Me volverás loca. Viajaremos en ese caballo alado hacia rincones inexplicables, desiertos, salvajes, a encontrar caminos de fuego por los que volvería a caminar por toda la eternidad. Y pierdo de nuevo el miedo a soñar que me pierdo por mil caminos o que no volveré nunca más.


Mi adicción, la droga más dura que jamás me ha podido seducir.

29 enero 2007

DOLOR

Él no podía ni imaginar lo que dolía, cuan ignorantes somos a veces de los avernos de cada uno. Siempre que le escuchaba hablar los quehaceres de su hogar, de su vida, de sus momentos de ocio, de su familia, siempre sin excepción notaba un pequeño pinzamiento que le abatía en algún lugar recondito del pecho. Eran esos momentos que sabía nunca tendría la más remota posibilidad de vivir a su lado, aunque cada fibra de su persona lo deseara con locura. ¿Por qué lo deseaba tanto? No lo sabía, que no se lo preguntara nunca él, hacía tiempo que había dejado de preguntárselo a sí misma, porque ella tampoco encontraba respuestas lógicas. Los deseos son traicioneros y los provocados por el amor más aún, y contra él y contra ellos estaba intentando luchar de continuo, él no se podría jamás ni imaginar de que manera. Era un gran monstruo que se había adueñado de su persona, que le llenaba enormemente, pero también la devoraba implacablemente.
Pero lo peor de todo era escucharle hablar de sus esquemas, sus malditos esquemas, lo diferente de sus maneras de pensar y de actuar, y de vivir. Le desmontaba por dentro, desolación. El pinzamiento se convertía en un puño fuerte y poderoso que agarraba su corazón y lo estrujaba sin piedad alguna, cruelmente. Y sentía salir sus ojos de las órbitas que les habían sido otorgadas, porque sentían la necesidad de llorar y no podía, no quería que le viera llorando, prefería estar sola para hacerlo. Llorar por no ser lo suficientemente buena para estar con él. Todo resultaba tremendamente desconsolador, y más cuando se sentía capaz de cambiarlo todo por alguien seguramente no tan bueno y noble como lo que ella ya poseía, pero lo haría sin dudar. Y no le quedaba más que la angustia y de nuevo las ganas de contenidas de romper a llorar porque él decía quererla, pero porque nunca sería la adecuada, la conveniente para desear compartir una vida con ella, como lo hacia con otra, que aunque ciega, sorda y traicionada, si lo era.
¿Cómo no quererla? Era maravilloso compartir esos instantes escogidos, sus conversaciones, esa conexión sexual tan abrumadora que poseían. Se preguntaba constantemente como no podía parecerle maravilloso aquel escenario, como no podía disfrutarlo como hacia él. No, no podía. Simplemente se moría de una manera lenta y dolorosa porque se perdería por él, porque sin saber los motivos que le habían llevado a ello le amaba, le quería, le adoraba y sería capaz de hacer cualquier cosa por él.

Cualquier cosa hasta dejar de verte
porque no me veas morir de no tenerte.

25 enero 2007

SACIADA VORACIDAD

Me monto sobre ti, vestida aún, esperando que desabroches los botones de mi vestido, ese vestido que te encanta, ese vestido que me he puesto para que tú lo separes de mi piel.
Tus labios...me embrujan, me abruman, me excitan...arrancan gruñidos dentro de mi que desconocía, que no había oído nunca, al compás de los que se escapan de tus entrañas.
Lamerte así, regalarle a mi lengua tu cuello, tu lóbulo, tu hombro que desnudo con el ímpetu de la necesidad, de la necesidad de ti, de sentirte desnudo una vez más y oler tu cuerpo, probar ese sabor que ya conozco y que no me hastía, ese olor que me acompaña todos los días, todas las noches, en todos mis sueños.
Mi corazón se acelera, palpita como si fuera a estallar dentro de este mi pecho, que se ha encogido de tanta emoción. Y es que tus enormes ojos azules ya se han rasgado, como los he visto rasgarse cada vez que nos hemos encontrado, y mirándome a través de ellos me hipnotizas, desaparece Sophia y asoma ese animal hambriento de ti que exhala pasión y placer por cada poro de su piel.
Mi vestido cae, se pierde, como se pierden mis braguitas y mi sujetador. Desaparecen tus pantalones en la oscuridad del momento.
No puedo, no puedo esperar, deja que me siente a horcajadas sobre ti, que me llenes de nuevo por completo una vez más, aunque mis labios aún no estén húmedos, lo estarán, porque todo está dentro, reservado para ti, esperándote.
Y bailamos, un baile desesperado, a un compás exasperado, mientras el influjo de un susurro regalado por tu voz en mi oído me seduce y me enloquece al mascullar las ganas que tenías de volver a tenerme así.
Me suplicas que me detenga, no quieres que acabe ya, y sabes que no vas a poder impedirlo si continuo. Pero no puedo, no puedes, el deseo nos invade. Me detienes, con dulzura, y sin abandonar mi prieto refugio me tumbas, debajo de ti.
Me abandonas, te rujo, me lamento. Pero entonces te arrodillas, me haces sentir como una reina, como tu soberana y me dejo reverenciar. Tu boca roza mi sexo y comienzas a jugar con tu lengua con tus dedos, a ese juego en el que sabes que acabo sometiéndome y en el que me pierdo, porque parece que hayas conocido toda la vida sus reglas, sus rincones, sus trucos. Me río y te preguntas el porque, porque cuando algo me embriaga no puedo evitar no morderme los labios y reír. Pero pronto me desvanezco, me encojo, me estiro, sollozo desde lo más profundo de mi abismo, tiemblo como un pedacito de fino pápiro que parece va a quebrarse en tus manos.
Ahora soy yo quien suplica que te detengas, quiero volver a sentirte en mi, atraparte dentro imaginado que nunca más puedas escapar. Pero continúas, me torturas un poco más. Disfrutas siendo mi sicario de martirios de placer.
Por fin vuelves a invadirme. Y me quemas, y me pierdo sin retorno, me elevo, me extasío y no puedo parar de temblar y gemir, al son de los gemidos que comienzan a escapar de ti, esos gemidos que acrecientan los míos y que me acercan más a esa cúspide maravillosa de la que algún día quisiera no volver jamás, y que se ahogan cuando siento tu calor sembrándose dentro de mi y tu clamor entrecortado de gozo.
Y cuando entorno mi cabeza me estás atravesando con tus impíos ojos, y me besas y te beso, caricias de mutuo asentimiento del deleite ofrecido, de la embriaguez recibida.


Hoy estaba famélica de ti, y de nuevo has saciado mi voracidad.

24 enero 2007

DEJAR DE PENSAR

¿Cuándo has dejado de pensar en lo que estás haciendo?
Cuando se lo planteó ya era demasiado tarde. Hacía tiempo que había dejado de hacerlo.
Tal vez aquel día en que intentó negarle tres veces antes de que el gallo cantara. Aquel NO la vació, llegó a sentirse tan podrida y carente por dentro, cuando debería haberse sentido tan fuerte y satisfecha, que se dió cuenta de que negarle a él era negarse a si misma. Y no podía volver a negarse a si misma una vez más, lo había hecho demasiadas veces durante demasiado tiempo. Quisiera haber preguntado porque. ¿Por qué está pasando esto? Hasta hace, ya no sabía cuanto, pero relativamente poco, creía que era feliz, que tenía cuanto necesitaba. Ahora ya no lo creía.
Aquella tarde había sido feliz. Feliz otra vez ¿desde cuando no se sentía feliz?. Ahora sólo hallaba la felicidad las mañanas en que al levantarse sabía que le iba a ver. Feliz cuando compartía un momento a su lado y se miraban, cuando él la miraba y cielos cuando le sonreía. Su sonrisa era la sonrisa de ella. Cuando aparecía un mensaje suyo en su pantalla, vuelta a iluminarse, a palpitar.
-Esto tengo que empezar a controlarlo más - Se repetía incesantemente
Podía estar poniendo en peligro muchas cosas.
El resto de las horas de sus días no se sentía desgraciada, simplemente se habían convertido en un letargo de pura letanía y desidia ante lo que la rodeaba.

¿Cuándo dejaste de pensar en lo que estabas haciendo?

23 enero 2007

ssUEÑOss

Sólo ha sido un sueño
un sueño que nunca se hará realidad.
El lugar perfecto
la persona perfecta
con la gente perfecta
con el hombre perfecto.
Decidida a vivir mis últimos días en el paraíso como si fuera el último sueño capaz de hacer realidad.


You love like your hands on the horn, baby


22 enero 2007

SÓLO HAY UNA

Mamá ¿tu crees que es normal que te encuentres a alguien en tu vida que te haga pensar que si este hubiera sido otro momento en la vida de alguno de los dos te gustaría compartirlo con él?
No te entiendo, que quieres decir ¿que si con él estuvieras en otro momento serías completamente feliz y ahora no?
No mamá no, al revés. Que se cruce alguien en tu camino y te des cuenta de que pudiera ser la persona de tu vida si no fuera porque ambos lleváis diferentes andares. Y no creas que he hecho nada raro, ni que esté pensando en hacerlo!.
Es normal, pero antes de desmontar lo que tienes por algo nuevo, piénsalo muy bien.
No hay nada que desmontar, simplemente no puede ser.
Pues si no puede ser, no hay nada de malo en soñar.
Pero, ¿Por qué la vida tiene que ser así?

El problema es que miras lo que tienes ahora como si no fuera auténtico. Todo deja de ser auténtico Sophia. Con quien sea, cuando sea, deja de serlo. No idealices las cosas, porque dejan de ser ideales.
Pero mamá, yo soy una idealista, siempre lo he sido, lo sabes.
Lo sé hija lo sé.
¿Y que hacer?
Nada, no se puede hacer nada. ¿y el ajeno?
A él le pasa algo similar.
Vete con cuidado hija. El puede ser fuego y tú serías estopa.

Mamá, no te he dicho toda la verdad, ni tampoco te he dicho lo más importante.
Te quiero mamá.

21 enero 2007

LA INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER


“La insoportable levedad del ser”, también quiero tener en mi biblioteca este libro cuyo título tanto me pesa, pero que cuando lo leí, convencida de que me iba a doler, no supe encontrar tanta levedad en las almas de los personajes o en sus historias. O tal vez sí, son existencias corrientes, son leves (05-12-06). Tengo que volver a leerlo y sentir que sentían. Recuerdo que nunca lo compré porque él ya lo tenía entre sus libros, y así me deleitaba en sus estantes leyendo y releyendo, a veces absorta, el título del libro. Es cierto, es insoportable lo leve que es nuestra existencia. Siempre me lo ha parecido, desde muy pequeñita, sin saber exactamente desde cuando. La vida duele porque la amas y sabes que te dejará, y al amarla a ella, te amas a ti mismo, y también sabes que te abandonarás algún día. Con lo cual esa vida es insignificante, es una milésima entre miles, una millonésima entre millones. Pasas por aquí sin saber exactamente el sentido de todo. Vas creciendo, conociendo, aprendiendo, desechando, sufriendo, emocionándote, alegrándote y realmente cuando te planteas el porque de la existencia no entiendes para que. Cultivas un alma, la haces crecer, aprender, que se equivoque, que sienta, que razone, que crea, que ría, que llore, que ame. La alimentas todos los días, la cuidas, la mimas, le haces vivir, emocionarse, la abonas, la castigas, la adoras, la abandonas, la consuelas, le enseñas, la torturas, y para que. Un día desaparecerá y no sabes donde se irá. Y el saberlo depende única y exclusivamente de un acto de fe. Nunca he tenido fe, pues de tenerla debiera ser en mi alma amada, y desconozco donde se dirigirá, si desaparecerá, si se sentirá sola y abandonada, o llegará a un paraíso inconcebible. Alguien me escuchó clamar un día y me dijo:
-Sophia, de verdad te planteas ese tipo de cosas? Has pensado alguna vez comentar con alguien estas inquietudes tuyas?-
-No te estoy diciendo que hables con un psicólogo, no sé con algún entendido en la materia tal vez. De verdad vives con ese peso? Planteandote de continuo ese tipo de cosas? ¿De verás piensas en ello?
(...)
-Eres un poema Sophia, asonante, arítmico, a golpes. Los hay que somos poetas, otros pocos sois poemas.
Pensaba que no era tan extraño, que todo el mundo se pasa la vida en la trastienda pensando en ello.

Con mi pequeño remanso nunca puedo hablar de este tipo de inquietudes. El día que se me ocurrió probarlo, me topé con un:
-Quieres dejar de perder el tiempo pensando en esas cosas! Yo no pienso en eso. Estoy aquí y punto. Voy haciendo.

Vas viviendo.

BRIDA ¿el hombre de tu vida?

“Y cierto día [...] descubres en mitad de la calle al hombre de tu vida-“ “-No sabría reconocerlo-“ pensó Brida. “-El percibe lo mismo que tu- continua el Mago -y consigue acercarse a ti. Os enamoráis. Tu continuas tus estudios conmigo [...] Pero llega un determinado momento en que ambas cosas ya no pueden seguir juntas- [...] -¿Dejarías todo lo que aprendiste hasta entonces [...] ,para quedarte con el hombre de tu vida?-“ Tras un largo rato de frustración, ganas de llorar, y pensar porquè esa pregunta tenia que ser tan difícil, Brida respondió: "-Yo abandonaría-”
BRIDA Paulo Cohelo

La verdad es que no sé si he creído alguna vez en lo de “el hombre de mi vida”, puede que ahora esté empezando a creer en ello. De mi vida será quien yo quiera que sea, y quien acepte semejante reto. Y tortura. Aunque no intento torturar a nadie, me deleita más arrancar sonrisas.

Me encanta ver reflejos de una misma en los libros que leo, no te hace sentir tan sola en este solitario mundo.

SI NO DUELE NO ES AMOR

Me quiere
No me quiere
Me quiere
No me quiere
Me quiere
No me quiere
Me quiere
No me quiere
Me quiere...dice que me quiere
A su manera...A su manera...A su manera
¿Cuál es tu manera? La mejor, la más fácil, para saborear sólo instantes de ti, instantes de mi, en los que podemos ser selectivos y mostrar sólo lo mejor de cada uno, lo mejor de los dos.

En el fondo ¿no te resulta abrumadoramente maravilloso?

Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero
Te quiero


Te quiero.....digo que te quiero.
A mi manera...A mi manera...A mi manera
¿Cuál es mi manera? La peor, la más difícil, para saborearlo todo, incluso lo ácido, lo amargo, lo ruin, la hiel.


En el fondo ¿no te resulta maravillosamente abrumador?

ALFA y OMEGA

Preguntas, siempre preguntas...
Sí, siempre lo pregunto todo.
Cuando ha sucedido te preguntas, cuando comenzó realmente y según de que se trate, te preguntas constantemente cuando finalizará. Por deseo o por temor de que suceda.
Cuando te encuentras inmersa en una espiral, te preguntas desde cuando entraste en ella sin darte cuenta. Las curvas eran tan enormes en aquel momento que no te percatabas hacía donde se dirigían tus pasos. Hacia el centro de algo que nunca acaba, pero que cada vez se retuerce más.
En algún rincón del tiempo, te preguntas cuando en realidad, tal vez más de lo que ni yo misma imaginaba, abrí a traición una trampilla en la retaguardia de mi corazón, dejando que se colase por ella la persona más especial que nunca haya conocido. Que irónica y cínica resulta a veces esta vida, escoge el momento menos adecuado, menos preciso, el destino baraja las cartas. ¿Para quién? Para ambos ¿Para ambos? No, para mí no. Para mi todos los momentos son buenos, para todo. Nosotros las jugamos. Ha removido mi vida, mi conciencia, mi cuerpo, mis entrañas, mi alma, lo que soy, lo que seré, y lo que ya nunca podré dejar de ser.
La vida a veces se convierte en una emocionante montaña rusa de la que no te ves capaz de apearte, pero en la que a cada viaje que vuelves a experimentar la nausea se hace mayor. Y ¿Por que? Te preguntas.
¿Quien es el especial aquí? Más preguntas. Yo creo que tú, tú crees que yo ¿de verás lo crees?
No quería volver a enamorarme, no lo necesitaba, creía ser feliz. ¿Era realmente feliz? Lo era ¿O tal vez no? ¿O sí? Un quizá, un tal vez, un porqué....un no lo sé. Preguntas.
Este blog nace de lo que me he convertido, en el que todos podemos convertirnos un día. Algo que siempre ha existido, pero que ahora empieza a escapar de sus límites.
¿En que te has convertido?
Te preguntas.
En ese pequeño monstruo voraz y exultante de creatividad, propia, ni mejor, ni peor. Que necesita escribir parte de lo que vive, recortes de lo que imagina y todo lo que sueña.
Dime ahora cuantas otras cosas te estás preguntando.